Casi 4 meses viviendo en este remoto
lugar dan para muchas historias, pero en resumen la historia
principal fue saber disfrutar del trabajo y de la gente que allí
compartió sueños y vivencias.
Recuerdo perfectamente cuando llegué a
aquella granja, de la mano del contratista, y abrió la puerta de
la habitación, en aquel momento todo era gris y frío , pero sin
saberlo acaban de abrirnos las puertas a la oportunidad de vivir en
Australia, a sentir un hogar, a la posibilidad de viajar sin movernos
de aquel lugar.
En este edificio, en medio de la
plantación de frutales, donde compartiríamos en los meses venideros
los espacios comunes como la cocina, nacieron sin remedio grandes
amistades, sobretodo con mis franceses Antoine, Willy y Julien(al que
yo traje aquí mas tarde, y con el que habíamos viajado un mes en
Indonesia). Sus caras irán siempre asociadas a esta época de
nuestras vidas, porque disfrutamos de tantos buenos momentos juntos
en este lugar que irremediablemente nuestra amistad se hizo eterna.
Aquí me tope también con Damien, un
aborigen que me regalo tardes de filosofía y me enseño el arte de
coger frutas de la forma mas inteligente, siempre echare de menos a
este hombre por su pureza y simplicidad. Aquí me encontré con
alemanes, franceses y daneses en busca de dinero para seguir su
periplo en Australia y sobre todo encontré grandes compañeros en
Kiebrar( Eritrea), Abraham(Sudán del Norte) o Kooki y
Saimon(Etiopía) que me enseñaron el duro camino de ser temporero en
estos confines del planeta, que me enseñaron a relativizar mis días,
y que me mostraron el camino del trabajo duro.
Estaré siempre agradecido a los
propietarios de la granja , de los que no diré sus nombres por
motivos de mi clandestinidad y a todos aquellos que hicieron de
nuestra estancia aquí, una época divertida y amable dentro de
nuestro viaje.
Y mención especial, para las noches
estrelladas, para ese cielo monstruoso que nos provocó viajes
celestiales al contemplarlo por las noches, que nos regalo colores de
otros mundos en los amaneceres y los atardeceres y que sera siempre,
sin ninguna duda el lugar donde las peras, manzanas y amigos
escribieron una página imborrable de mis memorias.
Our everyday at the farm was very
predictable. Early commute, a few hours of work and then some leisure
time at the farm in the middle of nowhere, but surrounded by lovely
people. We've been cooking together, playing darts, watching movies
and planing our future trips.... We had a real taste of the everyday life on the australian countryside but with an international twist. There were people from Denmark, Ethiopia, Erythrea, Sudan, Germany, Italy. We made wonderful friends that we consider a part of our family: Willy, Antoine, Melissa, Julien (who joined us halfway through our time in Mooroopna).
Codzienność na farmie to rutyna i
powtarzalność. Wczesne pobudki, kilka godzin pracy a później
długie popołudnia w słońcu, spacery po sadzie, wspólne
gotowanie, gra w lotki, seanse filmowe i planowanie kolejnych
podróży....
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