miércoles, 7 de diciembre de 2016

JAQUÉ-VOLUNTARIADO, LA ESCUELITA DE LA PAZ.

Durante los casi dos meses de estancia en Jaqué, haber sido voluntarios en la Escuelita de la Paz fue sin duda una experiencia única.
La Escuelita de la Paz fue creada muchos años atrás por voluntarios de Jaqué que creyeron en la necesidad de crear un espacio donde poder atender a los niños de 3 a 5 años , antes de que den su salto a la escuela.
En ella han trabajado voluntariamente gente que se merece toda mi admiración, maestras que convierten los días de la semana en momentos únicos para los mas pequeños habitantes de Jaqué.
Desde el primer día que llegamos nos introducimos de lleno en las tareas de la Escuelita, y sin darnos cuenta nos convertimos en "Maestros", jamás podré olvidar la primera vez que un niño me llamó así: maestro. Esa palabra me sobrepasaba, no quería usurparla, pero para ellos, mis queridos pequeñajos, así era, eramos sus maestros.
De Lunes a Viernes aparecíamos por allí de 8h a 11h y convertíamos nuestras mañanas en un combinado de niñez , juegos y curiosidad. Jugábamos con ellos, les enseñábamos a pintar, escribir, contar o simplemente nos volvíamos niños mientras cantábamos todos juntos. Uno realmente no sabe a veces si es quien enseña o quien aprende, pues la niñez e inocencia de esos seres diminutos pero enormemente llenos de vida te sorprende a cada instante.
Debo reconocer que muchas veces absorbían toda nuestra energía, pero ver su sonrisa, sentir sus abrazos o escucharlos felices mientras disfrutaban de hacer cosas con nosotros lo compensaba todo. 
Allí convivían niños de toda índole, resultado del amalgama de habitantes de Jaqué. Indígenas Emberás, afrodescendientes, colombianos y mestizos entre estas comunidades. Pero solo había niños y niñas, dispuestos todos a jugar, aprender y compartir entre amigos.
La experiencia ha sido brutal, enriquecedora. Me llenaba de vida cuando paseaba por el pueblo y desde una casa o desde la distancia algún niño salía corriendo a abrazarme mientras gritaba maestro, cuando los padres me decían que hacían las cosas que yo les decía o cuando me buscaban para que los cargara en brazos eternamente.
Despedirme de este lugar fue duro, pero dejar atrás a mis pequeños amigos fue un dolor alegre, una tristeza grandiosas y un adiós sin edad.
Sus voces, sus risas viven en mi, ellos sin saberlo se quedaron tatuados en mis entrañas para viajar junto a mi, para provocarme una sonrisa cada vez que los evoque o los imagine en la Escuelita de la Paz, el templo del saber donde unos renacuajos me dieron el honor de ser su maestro.





































Oprócz Jardines en Balsas, zaangażowaliśmy się też w pracę w Escuelita de la Paz (Pokojowa Szkółka), lokalnym przedszkolu dla dzieci w wieku 4 i 5 lat, gdzie przez trzty godziny dziennie zajmują się nimi trzy wolontariuszki.
Nasza pomoc w szkółce szybko przerodziła się w prawdziwe, całodzienne przedsięwzięcie. Będąc jedynymi turystami w mieście, szybko staliśmy się rozpoznawalni- okoliczne dzieciaki tłumnie odwiedzały nasz dom w każdej wolnej chwili a popołudnia często rzobrzmiewaly śmiechem Indian Embera, dzieci z Kolumbii i Panamy, czarnoskórych, białych i mestysow, starszych i młodszych.

Another project we worked on in Jaque was Escuelita de la Paz. It´s a preschool, where the kids are taken care of by volunteers: Carmencita, Floralba and Praxedes and we had the honour to help them for a little while.
The kids, aged 4 and 5, get to spend 3 hours daily at the school, where they learn to recognize letters and count but also play and sing.
What in the beginning was only a parttime occupation for us- in the end turned to be a full time job:)
As the time went by, we got to know more and more kids, and soon our house filled with laughter of the local kids- Embera, Colombians, Afrodescendants and all the others: young and old- all enjoyed their afternoons at our place;)

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