TREK DÍA-2 LA MAING YWA MA - TI THEIN

Amaneció en Maing Ywa Ma, los pájaros cantaban, y sentí la profunda necesidad de salir a saludar al nuevo día. Yo era feliz, quizás muy feliz, mi sonrisa no descansaba mientras me deslizaba a descubrir lo que aquella mañana nos tenía preparado.
Nuestros anfitriones , que llevaban tiempo levantados,preparaban junto al guía un desayuno digno de palacios, los campesinos comenzaban a trabajar sus tierras y cultivos y los niños surcaban los senderos para dirigirse a la escuela.Todo aquello me provocó un doble viaje, por un lado el de descubrir el país y por otro el de retroceder en el tiempo.
Desayunamos y emprendimos nuestro camino, no sin antes despedirnos efusivamente de nuestros apacibles y hospitalarios anfitriones.
Teníamos otros 20 km por delante, otro día de paisajes espectaculares, de senderos entre cultivos y poblados rurales, de paradas bajo los impresionantes "Banyan" el árbol sagrado de los budistas para tomar un trago o hacer una pausa en el camino, y de momentos de extrema belleza, al mezclar paisajes con las labores de la gente.....
Tras una larga jornada , dábamos con nuestros huesos en el Monasterio Budista de Ti Thein, aquí pasaríamos nuestra noche, bajo el cobijo de los monjes y de Buda.
Eran 14 monjes, mas de la mitad niños, y pronto sus sonrisas se abrieron a nosotros. Nos organizaron las camas, el agua para ducharnos en los rudimentarios lavabos al aire libre y después nos invitaron a jugar al fútbol y su deporte tradicional, el "Chinlone", una especie de rondos que se juegan con un balón de ratán (una especie de caña) y con el cual esta gente es capaz de hacer autenticas piruetas.
Cuando la noche nos sorprendió, los monjes se fueron a realizar sus oraciones y nosotros a disfrutar de ellas desde nuestros nuevos aposentos..... 

Day two or the trek was all about green hills, red soil and blue sky with perfect white "cotton candy" clouds.
The day ended in a buddhist monastery, where we had lots of fun playing games with the small monks.

Szorcik: Dzień drugi spaceru po bezkresach Birmy upłynął pod znakiem zielonych wzgórz, ceglastej ziemi, niebieskiego nieba i puchatych chmur. Tempo naszej wędrówki zostało dość mocno ograniczone przez częste postoje na zrobienie zdjęcia czy po prostu napatrzenie się na te niesamowite widoki z horyzontem sięgającym nieba gdzieś tak daleko, że wydawało się to nierealne.