martes, 29 de mayo de 2018

4 MESES VIVIENDO EN UNA GRANJA EN GUAYANA.

Desde Agosto a Noviembre de 2017, una granja, "Le Petite Chevre de Montsinery" se convirtió en nuestro hogar. Pues la familia Robin a aparte de darme la oportunidad de trabajar, nos dio alojamiento.
Vivimos en una casa de madera dentro de la propiedad, junto a mi amigo y compañero Jeremy, que tantas risas y recuerdos nos otorgó.
Esa casa se convirtió en un hogar, pues el campo, la granja y la selva circundante nos otorgaron esa paz que te hace sentir tranquilo para crear tu espacio personal.
Cuatro meses de trabajo, pero también de ocio y disfrute en la "crique"(arroyo) que pasaba a escasos metros de la casa y donde bañarse de noche o durante la tarde era placentero.Caminatas hacia ninguna parte, entre la sabana y los pedazos de selva también fueron testigos de nuestra presencia allí.
Pero fue esa casa, la que nos atrapó de forma mágica, aquella terraza con las hamacas en las que tantos desayunos, comidas y cenas en familia cercioraron de que allí no estábamos de paso, sino mas bien atrapados al encanto de estar lejos de la "civilización".
Amanecer entre los balidos de ovejas en los primeros rayos de sol, mientras los monos recorrían los árboles o los pájaros carpinteros golpeaban algún tronco, fue música y percepciones inolvidables.
Somos felices de haber compartido aquel lugar con amigos y la familia Robin, y saber que aquella casa, se convirtió en hogar eternamente.


































While Hector worked at the farm, we both got the possibilty to get accomodation there, in a small wooden hut, which made this tropical rural experience even more authentic.
Hector took care of the animals, cut the grass and cane for the goats, learnt how to make cheese and I cooked, did some babysitting for the owners grandchildren, did some of my own projects (like crocheting dreamcatchers for sale) and became a fulltime catmom ;) As you can tell we got as close to *little house on the praire* (or savannah in our case) as possible:)
Thanks to the generosity of the Robin family, and our friend Jeremy, who is the farm employee, we had an amazing experience, that we will forever cherish!

Farma kozia była nie tylko miejscem pracy dla Hectoram, ale także naszym domem. Zamieszkaliśmy tutaj w maleńkim drewnianym domku, niedaleko rzeki. Podczas gdy Hector zajmował się zwierzętami, ja gotowałam, czasem opiekowałam się wnukami właścicieli oraz zajmowałam się własnymi projektami (m.in. biżuteria i łapacze snów na sprzedaż). Było to doświadczenie na miarę *domku na prerii*....  tylko w wersji tropikalnej i z sawanną zamiast prerii w tle.
Rodzina właścicieli stała się naszą rodzina na kilka miesięcy, a w jej skład wszedł też Jeremy- serowar z farmy oraz wszystkie koty:)

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